miércoles, 9 de octubre de 2013

Niños y perros, una alianza para toda la vida



Convivir con un animal puede ser muy beneficioso para los niños en muchos sentidos: los enseña a hacerse responsables de parte de los cuidados, a establecer un vínculo de amistad con otra especie, incluso dicen los expertos, que hasta verle morir es positivo, porque hace que asuman con mayor naturalidad el ciclo de la vida. Pero todo tiene sus pros y sus contras y hacerse cargo de un animal de compañía entraña una responsabilidad. Hay perros de muchos tipos y razas, perros grandes y pequeños, perros que viven en el campo y otros que viven en ciudades, pero todos tienen una cosa en común, lo más importante para ellos siempre son sus dueños. Es por esta razón que siempre que adquiramos un animal de compañía para un niño, debemos hacerlo con compromiso y madurez.
Para elegir el animal más adecuado hay que tener en cuenta en primer lugar el estilo de vida de la familia, el carácter y el lugar donde vive. Cualquier animal puede ser una excelente compañía,
pero si los padres viajan mucho o van a pasar mucho tiempo solos en casa, un perro no será lo más adecuado,  ya que son animales muy sociables y necesitan interacción continua. Los gatos, sin embargo, son más independientes y se adaptan mejor a la soledad.
La adopción también es una buena idea, pero siempre que se elija esta opción, se deberá conocer previamente su historial. Un animal que va a pasar tiempo con un niño no debe tener problemas anteriores a menos que se conozcan con antelación.
El perro para el niño puede ser un compañero de juegos leal y protector. Está demostrado que estimula la afectividad del niño, genera actitudes de responsabilidad en el pequeño (tiene que sacarlo a pasear, darle de comer).  Además ayuda a que los niños sean más sociables y potencia la sensibilidad del niño, porque entre el perro y el niño se establece un vínculo de cariño que dura toda la vida.
Un perro también es una ayuda como terapia, en caso de enfermedades o trastornos, hay perros adiestrados para ayudar a estos niños. Un ejemplo: los perros para niños autistas.
En este sentido, resaltar que un estudio alemán asegura que los niños que conviven con perros desarrollan menos alergias. Al parecer, demuestra que la convivencia con este animal doméstico desde la primera infancia no sólo "no está asociada a una sensibilización específica contra el pelo de los perros", sino que, por el contrario, "está claramente asociada con un índice significativamente más bajo de sensibilización al polen y alergias respiratorias".
Hasta hace poco, se creía que el exponer a los niños desde muy pequeños a los perros y gatos creaba futuras alergias a las mascotas. Nada más lejos de la realidad. Según una serie de estudios recientes, si la exposición tiene lugar en la infancia, especialmente durante el primer o segundo año de vida, el resultado es todo lo contrario. El contacto puede proteger a los niños contra el desarrollo futuro de las sensibilidades alérgicas.

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